La queja

La queja es un dialogo interno y/o externo que tiene como objetivo la necesidad de atención y/o la liberación de tensión. Los niños se quejan para atraer la atención del adulto. Cuando los adultos necesitamos que nos atiendan para  resolver una situación concreta, la queja muestra su única cara funcional. En este sentido, una vez que la situación planteada se ataja, sí la queja se mantiene en el tiempo solamente resulta contraproducente para la propia persona, las relaciones y el contexto.

La queja se instala por varios motivos entre los cuales podríamos citar los siguientes; por aprendizaje, por hábito, por contagio, por costumbre, por adicción a la negatividad y la insatisfacción, por necesidad de atención, por incapacidad de gestión emocional…

Es importante comprender que la queja,  no nos ayudara a resolver las situaciones o “problemas” de nuestro día a día, sino todo lo contrario y necesitamos aprender a “cortar” las inercias que nos llevan a quejarnos, ya que lo único que provocará el mantenerla será un incremento de la  negatividad y densidad personal. En consecuencia, los demás nos evitarán, ya que es un malestar muy contagioso y termina generando un ambiente toxico. Ni que decir tiene que a nivel de actuación la queja es un gran enemigo que nos aleja de la toma de decisiones y de la conexión con soluciones, manteniéndonos lejos de la resposabilizarnos y ser coherentes.

¿Te quejas? ¿De qué lo haces? ¿Para qué?

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