No salves el mundo, sálvate a ti
En estos días escucho a muchas personas intentar cambiar las cosas que están pasando a nuestro alrededor, personas que con “activismo” bien intencionado (lo cual es muy comprensible) tratan de transmitir a través de las redes sociales entre otros medios, su necesidad de tener en cuenta y dar notar causas diferentes que ya se encontraban en esta sociedad “pre-bicho”. No es en ningún caso mi intención, cuestionar está actitud, no obstante, considero importante darnos cuenta de que en este momento lo principal es conectarse con soluciones, ya que es evidente que cada cual está viviendo una realidad diferente y a todos y cada uno de los seres humanos nos está afectando esto de una forma específica. No haremos las cosas “bien”, no hay nada que “hacer bien” y es muy importante comprender que no sabemos lo que está pasando y lo que pasará.
Debido a lo cual, considero de relevancia asumir que es nuestra responsabilidad centrarnos en conectarnos con verdaderas soluciones en el momento presente, las cuales estarían centradas primeramente en el bienestar propio, el de los nuestros y después el de la humanidad. Con esto, trato de trasmitir que aunque lo que estamos viviendo nos duela y estemos asustados con lo que nos espera, debemos aprender a conocer los propios límites a nivel de frustración y ocuparnos de ellos, para no tener la necesidad de arreglar el mundo, ya que esta se deriva del hecho de que no sabemos gestionar esas emociones internas (tristeza, enojo, ira, frustración, inseguridad, miedo…). Hay miles de causas, miles de situaciones injustas…es cierto y la mayoría son anteriores a esta crisis y ahora se han agudizado, no obstante, este bicho nos ha golpeado a todos y su influencia evidentemente será diferente en unos que en otros, es una realidad y es más efectivo aceptarla que tratar de cambiar cosas por la frustración de querer solucionarlas cuando ahora solo hay una prioridad, preservar la vida.
Es más que suficiente tratar de aprender a gestionar el propio estado de ánimo, estabilizándonos lo más que podamos y así poder sostener a los de nuestro entorno (niños, desfavorecidos, personas de riesgo…principalmente) para llegar al final de este retiro en nuestras casas con la cabeza fría y la mayor fuerza de carácter posible. Después, nos quedará enfrentar el escenario que nos toque vivir, no es poco señoras y señores, eso ya es mucho de verdad, el mantenernos sanos y sostenernos los unos a otros.
Y con esto no quiero decir que no haya que actuar en la medida que sea posible a nivel de diferentes causas que lo requieran de forma simultánea (como se estará haciendo a nivel profesional), lo que pasa es que es bastante incompatible hacerlo cuando nuestra primera labor es la de preservar nuestra seguridad física y la de los demás quedándonos en casa. Sujetemos la frustración y el miedo por favor, mucho animo a todos.
Un gran abrazo virtual.
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