Autoestima
Tras una baja autoestima se oculta principalmente una sensación de carencia, incrustada y cristalizada en la más tierna infancia y/o generada a través de situaciones pasadas que nos han afectado. Sentirnos carentes (sentir que nos falta algo, que estamos en desventaja, que los demás tienen algo que nosotros no…) nos lleva a desconfiar de nuestros recursos internos para enfrentar la vida y es por ello que mostramos inseguridad y/o displacer ante los diferentes eventos, situaciones y personas con las que nos enfrentamos en nuestro diario vivir.
La autovaloración (la capacidad de valorarnos a nosotros mismos) es un constructo central a la hora de aprender a estimarnos. Es de relevancia capital conocer las habilidades o capacidades que presentamos para poder validarlas y potenciarlas, ya que tendemos a centrarnos únicamente en nuestros puntos débiles. Estos últimos, necesitamos aceptarlos para desarrollarlos, sin centrar exclusivamente la atención en ellos como estamos acostumbrados a hacer.
Necesitamos equilibrar el tiempo de atención que otorgamos a nuestras capacidades e incapacidades para así, objetivizar nuestro rendimiento y en consecuencia nuestro autoconcepto (tener una idea funcional y efectiva sobre nosotros mismos). Sí nos centramos en lo que no sabemos hacer o “nos cuesta” es lógico que nos sintamos abatidos.
Validar las actitudes y acciones que realizamos efectivamente junto con aprender a atender equilibradamente a lo que necesitamos desarrollar con mayor calma (debido a que nos supone mayor dificultad), es la puerta de entrada a la autoconfianza (la capacidad de asumir nuestros recursos como efectivos para su puesta en práctica).
A su vez, es necesario hacer un trabajo de aceptación diaria, ya que cada persona es valiosa tal y como es, simplemente por ser, mostrandose además única e irrepetible, por lo que no tiene sentido tratar de compararse y buscar posicionarse por encima o debajo de nadie. Este hecho, solo reafirma la idea a nivel manifiesto de la propia incapacidad, haciendo que la persona no se responsabilice de sí misma y verificando así, su propia percepción subjetiva de incapacidad .
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