«Le Cuesta»
A diario observo numerosas personas que hacen referencia a sus hij@s dentro y fuera del campo académico con la expresión: “le cuesta”.
No somos conscientes de que equiparamos esta expresión con el déficit de recursos cognitivos (mentales) y la consiguiente percepción de carencia a nivel intelectual. Esto genera que los propios niños se perciban como carentes e incapaces. No podemos esperar que después, cuando entre ellos se insulten (como en ocasiones acostumbran a hacer) con el calificativo de “tonto”, con un simple discursito adulto de “tú no eres tonto” (seguido de argumentaciones varias), funcione e incremente su autoestima, ya que la percepción de base de insuficiencia ya está forjada a través de “la mirada” y “el verbo” del adulto, desde su más tierna infancia.
Es muy importante comprender que dentro de la diversidad de recursos cognitivos e inteligencias, cada niño tiene unos puntos fuertes y débiles, los cuales vienen derivados de un potencial (genético) y también de un tipo de personalidad, donde juega un papel muy relevante la emoción (la curiosidad, la motivación, el interés y el agrado por la tarea). No a todos los niños les cuestan las mismas cosas, eso es evidente, pero a todos les cuesta algo, eso seguro (no necesariamente del ámbito educativo). “Lo que cuesta”, tiene una razón, y en la mayor parte de los casos no tiene que ver con la inteligencia (como está entendida comúnmente, en base a recursos cognitivos) o por lo menos, no con ella de forma aislada, ya que la mayor parte de la población se encuentra en una medida intelectual normativa (70%). Es obvio, que existen casos por debajo (15%) y encima (15%) de la media, los cuales muestran evidencias claras de su infra y sobredotación, y es en el caso de los primeros donde pueden darse déficits a nivel intelectual exclusivamente, lo cuales, se mostraran con claridad manifestándose en un parámetro concreto, la autonomía personal.
Cuidado con la carga que le damos a las palabras, que a alguien le cueste “algo”, no significa que le falte y mucho menos que sea tonto. Sí queremos ayudarles, hagamos de modelos estables que aceptan sus propias dificultades honestamente y se hacen cargo de ellas sin mostrar malestar y frustración.Todos tenemos carencias y ritmos diferentes y ello no habla únicamente de nuestros recursos cognitivos, habla de todo el completo que somos como individuos. Un mono no será el mejor nadando y un pez nunca podrá escalar un árbol. La naturaleza humana implica capacidad mental, no obstante, hay otros parámetros que nos influyen y que interdependen constantemente en las respuestas/resultados que emitimos, lo que sucede es que estos no se tienen en cuenta (temperamento, instinto y personalidad entre otros).




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