La autoexigencia
La exigencia es el nivel de requerimiento o necesidad de un parámetro para que se dé una acción. A su vez, la exigencia puede convertirse en una de las formas que utiliza nuestra mente para “paliar” la inseguridad. Se tiende a darle a la exigencia un tinte de engrandecimiento debido a que implica una actitud de responsabilidad y perfeccionismo.
Sin embargo, lo interesante a comprender con respecto a esta actitud, es que es necesario equilibrarla con respecto a las capacidades que cada cual muestra (de forma objetiva), ya que de lo contrario corremos el riesgo de dañarnos y desgastarnos tanto psíquica como físicamente. Se dan dos opciones posibles: sí los objetivos marcados son más bajos (infravaloración) de lo que se puede conseguir se generará aburrimiento, sí por el contrario son más altos (sobrevaloración) se dará la frustración por la no consecución de los mismos.
Por tanto, es importante conocer nuestros límites de forma honesta y aceptarlos humildemente, para así poder establecernos metas y objetivos que sean coherentes y congruentes con los mismos favoreciendo el “nivel de exigencia” que se corresponda con nuestra capacidad real, y no con lo que el ego nos vende (ya sea por sobrevaloración o infravaloración).
¿Conoces tus límites objetivamente? ¿Te infravaloras? ¿Te sobrevaloras? ¿Te exiges de más, de menos…?




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