El asco
El asco es una de las cinco emociones básicas con las que nacemos los seres humanos y animales. Se trata de una sensación de disgusto y desagrado frente a un estímulo aversivo (comida en mal estado, bichos, orina, olores fuertes y desagradables…). Algunos sinónimos de asco serian: repugnancia, aversión, grima, repulsión…
Esta emoción es universal, ya que se puede ver en todos los seres humanos, no obstante, también está sujeta a influencias culturales (ya que hay lugares en el mundo donde determinados productos alimenticios son considerados apetecibles e incluso suculentos o cotizados, y los mismos, en otros lugares generan asco). El asco tiene una función de supervivencia, y es la de protegernos, un ejemplo sería protegernos de alimentos en mal estado que nos podrían dañar.
El asco precede al miedo, es decir, cuando sentimos asco por ejemplo por un alimento en mal estado, inmediatamente se activa el miedo ante un peligro potencial y reaccionamos protegiéndonos (no comiéndonos el alimento en cuestión). Son dos emociones de protección que prácticamente se solapan para preservar nuestra integridad y alertarnos de un peligro.
También es importante comprender, que situaciones pasadas o ancladas (a nivel inconsciente) donde se ha vivido con desagrado, malestar y/o disgusto un estímulo aversivo, pueden generar asco al estímulo a futuro, ya que dicha situación ha generado una “huella” a nivel neuropsicológico y cada vez que aparece el estímulo aversivo, se activa el asco en la persona para alertarle de lo que considera un “peligro potencial”. Un ejemplo podría ser una persona a la que le da un fuerte dolor de estómago después de comer un alimento determinado, más adelante cuando se encuentra frente a dicho alimento, se le activa el asco.
¿Sientes asco? ¿Qué estímulos te lo provocan?




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