Autoengaño

El autoengaño es un mecanismo de defensa muy utilizado por las personas. Tod@s a pesar de afirmar lo contrario lo ejercemos, en ocasiones no siendo conscientes de ello. Es complicado de apreciar y aceptar, ya que implica una especie de oxímoron inconsciente; “me engaño y por ello no sé qué lo hago”, “prefiero decir que no y así, no he de indagar en mi propio dolor”.

El pensamiento consciente es una «minucia» (cuantitativamente hablando) en comparación con el inconsciente, y este hecho debería hacernos despertar de un plumazo a la sensación de que controlamos lo que pensamos, ya que no pensamos a voluntad la mayor parte del tiempo, el cerebro lo hace por nosotros de forma involuntaria y somos como una especie de receptores de información, mucha de ella, absolutamente arbitraria e innecesaria.

La única forma de saber sí nos estamos engañando es observar nuestro actuar constante. Es la verificación de las evidencias en el día a día lo que podrá hacernos valorar sí en realidad nos engañamos a nosotros mismos. Para ello, es necesario una observación exahustiva exenta de juicio, y por supuesto, una gran dosis de humildad para aceptar el engaño asumiendo que debajo, porta un dolor al que no hemos estado dispuestos a hacer frente. El dolor de la evidencia, al destaparse la mentira que nos contamos, es valga la redundancia muy doloroso, llegando incluso a ser físico e insidioso en algunos momentos, sin embargo, supone una liberación posterior sin parangón que provee a la persona de una gran dosis de estabilidad interior.

¿Te engañas a ti mism@? ¿En qué? ¿Para qué? 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *