Tolerancia a la frustración

La tolerancia a la frustración es la capacidad del ser humano de aceptar, asumir y tolerar el malestar generado por los límites que le son impuestos por las demás personas, y por el entorno. Desde pequeños necesitamos aprender a frustrarnos y tolerar el malestar que genera el “no” para poder desarrollarnos como adultos libres que respetan sus propios límites, y posibilitando además, el ser capaces de establecerlos a otras personas.

Actualmente, existe una tendencia educativa basada en la sobreprotección que consiste en evitar que nuestros pequeños se frustren. Sí les quitamos la posibilidad de aprender a gestionar este malestar, provocamos que lleguen a la vida adulta con una incapacidad de gestión del mismo que no les permite ser personas autónomas y libres, ya que a la mínima frustración, no la toleran y caen posicionándose en  la postura de la “victima” y tratando de que otras personas solucionen sus problemas.

Los adultos con escasa tolerancia a la frustración se caracterizan por; una gran resistencia a aceptar las situaciones y a los demás tal y como son, les cuesta no enfadarse cuando las cosas no salen como esperan, generan una gran ira ante las negativas de otras personas, tienden a “echar balones fuera” y no responsabilizarse de sus actos y/o decisiones utilizando la posición de “victima” que les exime de responsabilizarse de su parte de la situación. En definitiva, son personas con escasa autonomía y tendencia a depender de otras personas debido a este déficit de gestión emocional.

Y tú…

¿En qué medida toleras la frustración?.

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