La «ayuda»
La ayuda es una actitud que está muy “mal” entendida en nuestra sociedad. Cuando una persona trata de ayudar a otra realmente, el motor emocional interno desde el que se mueve, es un profundo y honesto desinterés ante dicha ayuda, mostrando un único objetivo, el de proveer de bienestar a la persona necesitada de la misma sin mostrar expectativas.
Sin embargo, a nivel relacional y/o social, en muchos casos se utiliza la ayuda como excusa y/o justificación para paliar actitudes conscientes e inconscientes que esconcen carencias personales varias (miedos, inseguridades, necesidades insatisfechas…) de la propia persona “ayudadora”.
A grandes rasgos, la idea que me gustaría trasmitir se centra en que a pesar de que es real que ayudar nos aporta un beneficio secundario “natural”, la mayor parte de las veces, no estamos en condición de ayudar a nadie sí previamente no hemos aprendido a ayudarnos a nosotros mismos. Hace falta una gran dosis de honestidad y humildad interna para observar y ver “desde donde” ( sí desde la carencia o desde el amor libre de esperar nada a cambio) ofrecemos nuestra ayuda a los demás.
Existe una gran tendencia a justificar actos de “supuesta ayuda”. Un ejemplo claro sería cuando alguien no quiere mirarse a sí mism@ para gestionar su propio dolor y desplaza esa incapacidad hacia la actitud de ayuda a otr@s, que en realidad nada tiene que ver con la ayuda real. Además, no podemos obviar, el hecho de que al ser una actitud socialmente aceptada y contemplada como honorable, queda reforzada a nivel global, favoreciendo una especie de “buenismo” disfuncional, que nos lleva a pensar que por hacer algo por otro (en ocasiones sin que ni siquiera lo pida o pueda servirle como verdadera ayuda) somos “buenas personas”.
Las preguntas a realizarnos serían:
¿Para qué ayudo? ¿Desde dónde lo hago? ¿Espero a que me pidan ayuda, o es un patrón inconsciente que repito sin darme cuenta?.




Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!