Mecanismos de defensa (XII): Disociación

La disociación es un mecanismo de defensa inconsciente que consiste en la modificación temporal y drástica del carácter o del sentido de la identidad personal. Es un proceso psicológico que produce una alteración en los pensamientos, sentimientos y/o actos de la persona de forma que durante un periodo de tiempo, ciertas informaciones que llegan a la mente no se asocian o integran con otras, como sucede en condiciones normales. Ciertas experiencias mentales, que deberían procesarse en conjunto y al mismo tiempo, se encuentran aisladas unas de otras, sin ser accesibles a la conciencia o a la recuperación voluntaria por parte de la persona.

La disociación es un proceso de la mente que la ayuda a hacerse cargo de algo que no puede procesar, no puede tolerar, algo que sí viviéramos plenamente, nos haría demasiado daño, por tanto, nos ayuda a protegernos y defendernos de situaciones demasiado duras para ser vividas (traumas, muertes…). Es una “desconexión” o “distancia de seguridad” de nuestra mente ante una situación límite que supera nuestros recursos de afrontamiento. Puede ser desde leve a grave, llegando a ser un síntoma patológico, y manifestarse de diferente forma.

Ejemplos de disociación:

-Quedarse absorto leyendo un libro, o viendo una película o en una conversación, y no darse cuenta de lo que sucede alrededor (disociación leve).

-Una persona, tras un acontecimiento traumático de mucha gravedad, no siente ningún sentimiento al recordarlo.

-Alguien que se ve obligado a hacer algo que no haría en otras condiciones, pero no puede dejar de hacerlo, como si estuviese obligado por alguien.

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