El arrepentimiento

El arrepentimiento se da cuando las personas quieren borrar, cambiar y/o enmendar algo que han dicho o hecho (o que han dejado de decir o hacer). Es un constructo que genera mucho malestar psíquico, ya que lo realizado en un  pasado obviamente no se puede cambiar, sin embargo, nuestra mente lo recrea una y otra vez trayéndolo al presente (para analizarlo, es decir, tratar de controlarlo) con la esperanza de que definitivamente logremos dejarlo donde ha de estar, en el pasado.

Cuando sentimos arrepentimiento, el conflicto subyacente a resolver, es el sentimiento de culpa generado por el hecho del cual nos arrepentimos. Es decir, si una persona insulta a otra y después se arrepiente, lo que ha de gestionar, es el sentimiento de culpa resultante. Cuando lo resuelva, el arrepentimiento se disipará y podrá elegir como actuar (pedir disculpas, no repetir la acción, irse…). Lo que nos hace engancharnos al pensamiento recurrente de lo que pasó y no nos permite seguir hacia adelante, es la culpabilidad, una emoción que nos avisa de que no estamos a gusto con nuestra actuación. No sirve de nada quedarse anclado en afirmaciones como: “no debió de ser así”, “no debí de haberlo hecho” o “nunca podré perdonarme”. Este tipo de contenido mental es el  que hace que se estanque el proceso y se bloquee la posibilidad de resolver la culpa.

Por lo tanto, si te arrepientes de algo que no te deja avanzar, primero sé consciente de que ya pasó y no se puede cambiar lo sucedido y repítetelo para eliminar los pensamientos de falta de aceptación. Después trabaja tu sentimiento de culpa, hablándote con ternura y siendo consciente de que esa actuación constituía un aprendizaje. Y por último, considero importante puntualizar que existen condicionamientos sociales que dicen que: “no hay que arrepentirse por nada”, no obstante, estos pueden potenciar la no aceptación del arrepentimiento y generar resistencia y por ello dificultar su elaboración y resolución. No hay nada de malo en arrepentirse de una acción o carencia de ella, sin embargo, es necesario aprender a ver qué tiene que enseñarnos esa actuación para poder seguir hacia delante, y no anclarnos al pasado con culpa y amargura.

¿Te arrepientes de algo que has hecho o dicho? ¿Te obsesiona algo que no puedes cambiar de tu pasado?

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