La envidia

La envidia es una de las emociones secundarias o sociales, se las denomina así debido a que surgen a partir del contacto con otras personas y no vienen preprogramadas dentro de nosotros cuando nacemos, no son innatas, sino aprendidas. La envidia, es una emoción que se da cuando una persona ansía o desea lo que tiene otra, puede ser algo tangible (casa, coche, dinero, ropa…) y/o intangible (belleza, juventud, personalidad, carácter…). Esta emoción genera emociones residuales tales como la tristeza, la rabia o el dolor, en definitiva activa el malestar. Por tanto:

«La envidia en ningún caso es sana, no existe la envidia sana».

Lo importante a comprender con respecto a la envidia, es que está sustentada en una sensación de carencia de quien la siente, ya que cuando una persona se fija en otra para compararse, en ese hecho queda patente un sentimiento de inferioridad, que se evidencia al “salir perdiendo” en  la comparación. “No se trata tanto de lo que creo que el otro tiene, sino de lo que creo que yo no tengo”. La mayor parte de las veces no tenemos toda la información para saber lo que otra persona tiene (lo que le ha implicado conseguirlo, lo que ha sacrificado para tenerlo…) y tendemos a aislar lo que queremos hacer susceptible de comparación, para seguir reafirmando el sentimiento de inferioridad y así seguir victimizándonos.

Como podemos ver, si volvemos el foco a nosotros mismos, una vez más, la envidia nos habla de cómo tratamos de reafirmar nuestra inferioridad mediante la comparación para seguir victimizándonos y no responsabilizárnos de nosotros mismos. Sí consiguiéramos lo que el otro tiene, al poco tiempo, nos daríamos cuenta de que eso no calma esa carencia interna y volveríamos al ruedo de la comparación. Cada cual ha de enfocarse en su vida y en lo que SI tiene, reafirmándose en su propia valoración constante, así, poco a poco la envidia ira haciendo cada vez menos aparición.

¿Envidias? ¿A quién? ¿Qué? ¿Qué sientes que te falta?